
Todas las historias son sobre Diego. Es uno de nosotros.
Tiene, dependiendo de cómo se sienta en ese momento,
entre treinta y cinco y sesenta años, trabaja y vive en una
pequeña ciudad de algún lugar de Alemania.
Es un solitario, por lo que vive solo y se conforma con
ello. La mayoría de las veces.
Ve problemas donde no los hay y se siente bien cuando
no los nota.
Se indigna cuando cree que se le pide que sea diferente de
lo que es.
Lee mucho y se espabila con las cosas con las que tropieza
cada día.
Piensa todo el tiempo. Hay cosas que le conmueven, o
que podrían hacerlo, y cosas que no quiere saber.
Uno de sus hábitos es mirar a lo lejos. Cuando lo hace, es
cuando mejor puede relajarse, calmarse, pensar, reflexionar
o emocionarse. Dependiendo de sus necesidades.
Diego filosofa sobre la vida cotidiana. Piensa en frases
que muchos estudiosos utilizarán en el futuro.
Cae en todas las trampas humanas e inhumanas.
Cumple con todos los clichés que se han inventado para él.
Quiere salir de la rueda diaria de su vida y al final se
encuentra con que es él quien conduce la rueda.
No está jugando con la vida. La vida juega con él.
Es un inconformista, un empollón, un listillo.
Sin embargo, suele tener razón.
En cierto modo, es como todos nosotros.
Es único.